Camino al Choro es un sendero otrora construido por los Incas. El trek, aprox. 70 km. comprende desde el ascenso de un cerro de 5000 metros, un frío que congela el aliento; hasta la inmersión en zona pre selvática, con un calor que se abraza al cuerpo para no abandonarlo. El mismo dura 3 días y medio y es realmente duro, comparando: diría unas tres veces mas difícil que el camino del Inca en Perú (4 días de montaña para llegar a Machu Pichu) Como venimos acostumbrando con Malik, mi amigo francés, decidimos echar rienda suelta a la aventura sin contratar guía alguno. El propósito, por mi parte, probar mi fuerza física y sobre todo mental. Esto implicó cargar nuestras mochilas con mas de 20 kilos que se repartieron entre comida, agua y todo los elementos necesario para que una travesía exitosa. Para asegurarnos que camino tomar trazamos un mapa de 4 hojas, donde anotamos minuciosamente cada atajo, cada detalle para no perdernos. Esto lo logramos gracias al conocimiento de Fidel, un boliviano conocedor del camino tanto como la su palma de la mano. Que decir de la experiencia... los paisajes son impresionantes. El clima no ayuda en lo más mínimo, cada tarde lluvias torrenciales nos empujaban contra el suelo. Cuando se adentra en la jungla el calor húmedo no se deja respirar y los bichos... hay los bichos! Moscas, mosquitos y moscones. En cierto momento Malik, que llevaba la delantera, queda petrificado, el motivo: una hermosa víbora verde manzana que alzaba su cabeza amenazante a mi amigo. Por suerte, al ver que no le hacíamos daño siguió su camino al follaje. En mas de una ocasión quedé pensativo ante la majestuosidad que mordían mis ojos. Sintiéndome una hormiga rendí mis respetos a la madre naturaleza, saludé a los ríos, a la selva, a las montañas... si, como un loco gritaba HOLA RIO! HOLA SELVA! HOLA MONTAÑAS! con los ojos llenos de lágrimas.
Frío FRIO en lo mas alto.
Challapampa, niños de la comunidad miran pasar a estos viajeros locos.
Cuando quieras te invito al patio trasero en vacaciones.
Descanso...
Este plátano sin frutas y yo con un hambre...
Acá si había puente.
Acá no... los deslaves y la cantidad de agua llovida arrastraron el precario puente.
Como no pensábamos volver atrás, cruzamos el lodazal enterrándonos hasta las las rodillas en el fango. Esto fue realmente muy difícil.
Objetivo cumplido, felices, llegamos a la ruta que nos volvería a conectar con el hormiguero humano de La Paz.
