Todo, menos la cabeza.

jueves, 14 de mayo de 2009

Había olvidado la carnada arriba de la mesa, en el garge, en el estante de arriba, en algún lugar de su mundo. Los anzuelos colgaban alocados y desnudos al viento, que los mordía en dirección sur. Revisó cada recoveco de la camioneta, puso la mano en la pera intentando recordar e hizo agua en el esfuerzo.
Lejos de ocultar a los peces, el agua los delataba en sus más tímidos movimientos. Se los veía bien alimentados, grandes, como gustan ser pescados. La belleza del paisaje respondía directamente a la ausencia del hombre. Las palmeras meneaban sus melenas copiosas del suave oleaje del mar. Golpeando contra las rocas costeras, un frasco oscuro, carcomido por la sal, era el único reproche a la pulcritud de la playa.
Los cormoranes volaban en círculos sobre la cabeza del pescador. En el alboroto lograron llamar su atención, en cierto momento le pereció ver que la bandada se alineaba de tal manera que, uniendo a cada individuo con el trazo de la imaginación, formaban la pululante figura de un pez ceniciento en contraste con el azul profundo del cielo. La figura duró algunos segundos, luego se desintegró en un bombardeo plumífero que arremetía contra la mar y se alzaba en vuelo apesadumbrado por el peso adicional de los besugos.
El llamado del cardumen era tan irresistible que hasta creía verlo en las nubes; pero su torpe memoria mantenía los anzuelos desiertos. Maldijo entre dientes el agujero de su cabeza y repasó la búsqueda entre sus pertenencias.
Trató de encontrar algún cangrejo, pero se habían tomado vacaciones mar adentro, al igual que los cornalitos y demás bichos posiblemente útiles para cebo.
Husmeó en la orilla, debajo de las rocas, entre las algas, y hasta sistemáticamente, en sus bolsillos. La paciencia, frágil estructura en caída libre, acababa de encontrar el fondo haciéndose añicos.
En un ataque de ira tomo la caña y lanzó con violencia un tiro que, en vez de ganar distancia, gano espectacularidad en altura, tuvo que hacerse sombra con la mano para divisar la plomada que parecía tragada por el sol. Cuando la gravedad la devolvió, cayó a pocos metros suyo, exactamente donde el cardumen de peces. Rió nervioso por lo tragicómico de la situación “había hecho cientos de quilómetros, había encontrado el paraíso de los peces; ahí estaba, con el mar y el cardumen haciéndole cosquillas en los pies, y el muy estúpido con un montón de tanza, plomo y acero sumergido en el edén, o detalle: sin carnada”. El sacudón de la tanza lo volvió de sus pensamientos, se hizo presente con firmeza en su dedo índice e instantáneamente comenzó a enrollar. Tres peces habían mordido su destino, unido al pescador y a su saña. Sostuvo incrédulo entre sus manos las apreciables piezas.
Con el segundo lanzamiento vinieron tres mas, situación que se repitió una y otra vez en un tire y junte incesante, en un permanente chapotear de aletas que no se resignaban a abandonar el mar y se anclaban con desespero a la arena mojada, testigo casual de la lucha vana, que terminaba irremediablemente en el depósito de plástico, estertores por medio, en el apagar piadoso de la muerte.
La emoción no le cabía en el pecho, no lo dejó pensar en lo ilógico de la pesca hasta agotado el stock. El recuento sumó veinticuatro pescados de inmejorable tamaño y condición. Extenuado, se desplomó en la arena y ahí quedó, pensativo, mirando la otananza.
Cuando la luna decidió retirar la marea emergió el primer cangrejo. El pescador lo vio dirigirse a toda prisa detrás del frasco oscuro, que había quedado varado entre las piedras; con ayuda de sus pinzas logró echarse el frasco al lomo y caminar los cinco metros distantes hasta pescador. Lo depositó al alcance de su mano y luego se fue, ya interesado en los bichos que encontraba a su paso. Sin demaciada sorpresa, el pescador encontró en el interior del recipiente las lombrices rojas que había seleccionado minuciosamente y que accidentalmente, había olvidado en su casa.

A la mañana siguiente despertó temprano para ir a pescar, revisó los preparativos y efectivamente, había olvidado incluir en ellos al frasco oscuro con la carnada viva, que yacía expectante en la pileta del lavadero.
La pesca fue exitosa.

10 comentarios:

Natys! dijo...

cuando lo empece a leer me dije, no lo voy a entender, esto de la pesca no es lo mio. Ahora estoy pensando en el libro "el viejo y el mar" por que pense lo mismo cuando lo empece a leer, me encanta la personificacion de las cosas, como lo de las melenas de las palmeras

besos!!!

Natys! dijo...

Otra vez mi, je, ya te agregue che en el msn.
Ah! me había olvidado de contarte, al Dr Esculapio lo imprimi y se lo mostre a todos mis amigos, genialisimo! pero no pedi permiso, espero no enojes.
beso

gretelx dijo...

excelente lo tuyo, diego.
tu narrativa crece y crece.
te felicito.

Diego dijo...

Naty: No problem. Encantado!

Gretel: Que buena observación, te agradezco.

Arle dijo...

Ahhh pobres pescaditos! Yo no pesco porque me dan pena cuando tratan de respirar y no encuentran agua!

Mooy boeno, mi buen amigo! Besos muchos!

alma dijo...

me gusto mucho... cuando era chica iba a pescar con una caña fabricada por mi tio, con una tansa, una pequeña plomada y una bocha colorada y blanca...de carnada lombrices!!, era muy divertido, pero ahora cuando veo a mi papa que sale a pescar, todos esos elementos, caña no se cuanto, ril, varios anzuelos que salen de la tansa y compran carnada de acuerdo al lugar y al pez que quieren...tanta cosa!! no creo que se diviertan con tanta organizacion...jaja.
Saludos!
Alma.-

DANA dijo...

amo tu blog. la forma tan particular q tienes de escribir..es simplemente genial.
te felicito, va pa lante!

slds,

d

Diego dijo...

Arle: Gracias, amiga de las montañas y los lagos dulces.

Alma: Tenés razón, ahora hasta GPS para ver donde están los cardúmenes, así no vale...

Dana! que alegría volver a verte por acá.

DANA dijo...

qué alegría saber de ti nuevamente tb! y que genial saber que vienes!!! pasaras x Lima? sera motivo de tomarnos un café y conversar de la vida! si? agregame: dana_almandos@hot
un bso colega!

Unknown dijo...

Dieguin... como estas ahora que emprendiste la union al viaje del que no se sabe para donde vas a agarrar... Vas a tener que hacer otro blog a parte de este, con lo de esta nueva aventura del cuentista viajante, titulo:".." imagina. Abrazo buen comienzo!!!
sebas.

 
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